jueves, 7 de abril de 2011

Capítulo 6

Horas más tarde ya estaban las dos listas y preparadas con su mejor conjunto de noche para salir con los chicos. Se preguntaban quién sería el “amigo periodista” de Dan. No es que Alessia conociera mucho a los periodistas de la zona, pero sí a unos cuantos, aunque no tenía ni idea de quién podría ser.


Quedaron los cuatro en el portal de Alessia, para ir andando al restaurante, que quedaba bastante cerca de su casa. Conny fue la primera en llegar, como habían acordado.


- Tía, necesito que me dejes tu plancha del pelo. La mía no está por la labor de alisar esta maraña de pelos. – Alessia se rió
- En el baño está. Toda tuya. Pero no te pelees mucho con ella, hazme el favor. Que nos queda media hora solamente.
- No te preocupes, no tardo nada.


Justo media hora después, sonó el timbre de la puerta.


- Ya están aquí, ¿qué te queda? – preguntó Alessia.
- Me queda un poco, diles que pasen y se esperen. – Alessia suspiró mientras iba hacia la puerta.
- Hola, chic… esto… - Alessia se quedó paralizada. Detrás de la puerta estaban Dan y Jack. - ¿Qué haces tú aquí?
- ¡Dan! Mierda, debí suponer que no hay muchas Alessias por la zona, cuando me lo dijiste. Creo que tengo que irme.
- ¡No! No te vayas, Jack – suplicó Dan. – Es una cita doble, si te vas pierde la gracia.
- ¿Puedes venir un momento para hablar… a solas? – le dijo Jack a Dan.


Se separaron un poco del marco de la puerta, mientras a Alessia se le pasaban por la cabeza infinidad de insultos que podría decirle allí mismo.


- No puedo, Dan, no puedo.
- ¿Pero por qué? Vale, es tu ex, pero… comportándoos los dos un poquito, no pasará nada.
- Eso que te lo crees tú, empezará a insultarme y a decirme de todo. La conozco.
- Joder, no me imaginaba a Alessia de esa manera.


 “Puede que se comporte estando Dan de por medio”, pensó Jack.


- Está bien, me quedo, pero a la mínima que me diga algo me largo.
- Sí, claro.


Conny había salido del baño ya, y había presenciado también la escenita de Jack. Jack no conocía personalmente a Conny, así que no se habían visto nunca. Ella sabía todo sobre él, según la versión de Alessia, que no era para nada buena.


- Esto… yo también necesito hablar a solas un momento. – dijo Alessia cogiendo a Conny del brazo y arrastrándola al dormitorio.
- ¿Qué te pasa?
- ¡¿Que qué me pasa?! ¡Ese es Jack! El insufrible y… hijo de puta de Jack.
- ¿Qué dices? ¿Qué hace aquí?
- Debí suponer que podrían conocerse, pero no quería pensarlo. Esto es increíble. Y encima pretende que lo soporte una noche. Lo siento, Conny, ¿por qué no quedamos otro día?
- ¿Cómo? ¿Te has arreglado para decir ahora que no vas a salir? ¿Por qué ese cabrón está en la puerta de tu casa? Lo siento, pero no, tú vas a salir. Te arrastro si hace falta.
- Como me lance alguna indirecta, te juro que le digo de todo.
- No lo hará – contestó Conny finalmente.


Alessia asintió, cogió a Conny del brazo y salieron. Dan y Jack habían pasado al salón sin permiso, y estaban hablando cuando salieron las chicas. Se levantaron rápidamente y salieron por la puerta.


- Bueno, ya hemos llegado – dijo Conny en la puerta del restaurante.
- Pero… pero si es un bar normal y corriente. – dijo Jack enfurruñado.
- Cuidado con lo que dices, que a este bar venimos nosotras a comer a menudo, y Naty prepara unas hamburguesas de escándalo.
- ¿Naty? – preguntó Dan.
- Claro, la cocinera, somos amigas desde que vivo por aquí. – dijo Alessia, aunque no sin dejar de mirar de reojo a Jack, que también hacía lo mismo con ella.
- Pues vamos para dentro, que nos podemos congelar aquí – dijo Dan finalmente.


Conny fue la primera en sentarse, cogió la mesa que siempre cogían cuando iban las dos solas, al lado del ventanal enorme con decoración otoñal. Era la mejor época del año, sin duda. Y pronto se acercaba la Navidad. Alessia se sentó frente a Conny. Dan se sentó a su lado, y Jack al lado de Conny. Lo que suponía que Alessia iba a tener que aguantar las miradas de Jack durante toda la cena. Le entró un escalofrío solo de pensarlo.


- ¡¡Hola chicas!! – dijo Naty desde la barra. – En seguida os atiendo.
- Sin prisas mujer.


Tan pronto cogió su libreta donde apuntaba los pedidos, corrió a ver quiénes eran los acompañantes de las chicas.


- ¿Cómo están mis chicas trabajadoras? – preguntó Naty entusiasmada – hace mucho que no os veo por aquí.
- Ya… no hemos tenido mucho tiempo, pero te prometemos que pasaremos más a menudo a verte. – dijo Alessia.
- ¿Qué vais a tomar? – dijo apoyándose sobre la mesa de al lado.
- Para Conny y para mí lo de siempre, ¿vosotros qué queréis? – dijo mirando a Dan. Hasta entonces no había reparado en lo bien que estaba esa noche. Llevaba desde que había visto a Jack mosqueada porque no le hubiera dicho nada, pero le era imposible reprocharle una sola palabra. Se quedó embobada mirándolo.
- Vale, deja de mirarme así, que me desgastas. – dijo Dan riéndose. – Para nosotros lo mismo. Vamos a probar lo bien que cocinas.


Alessia se ruborizó y miró a Conny.


- Hace mucho que no venimos a verla, tenemos delito. – dijo ella.
- Sí. Con la cantidad de trabajo que tiene.


Naty escuchó lo que decían las chicas mientras servía las bebidas.


- No tengo apenas tiempo siquiera de cuidar al pequeño Sam.- dijo Naty suspirando.
- ¿Sam? Pero… ¿no tenías una canguro?
- Sí, claro, pero ahora no está la economía como para permitirnos una canguro. La verdad que es una lástima. Si conociera alguien de confianza que pudiera hacerse cargo del niño…
- ¿Por qué no tu madre?
- ¿Mi madre? Es una sosa, mi hijo no la quiere ni ver.
- Alguien tiene que haber. ¿Qué haces momentáneamente con el niño?
- Pues ahora mismo mi marido ha dejado de trabajar y está con él.
- ¿¿Que ha dejado de trabajar??
- Sí, esperad que voy a por las hamburguesas. Sin cebolla ¿no, Alessia?
- Sí, por favor.


Naty desapareció detrás de la barra, mientras los cuatro hablaban un poco.


- Pues, yo creo que puedo ayudar. – dijo Dan de repente.
- ¿Cómo?
- Conozco a alguien.
- Ya, pero ya la has escuchado, no tiene dinero para mantener a una canguro.
- No hace falta mantenerla. Es mi sobrina, lo hará encantada.
- Ya, pero… no pagarle por algo que está haciendo me parece demasiado.
- ¿Y si la pagamos a medias, Alessia? – sugirió Conny. – es por ayudar a una amiga. La de veces que nos ha ayudado ella. Además, es una escusa para venir aquí todas las semanas y estar un rato con ella.
- Me parece buena idea.


Cuando terminaron de cenar, las chicas fueron al baño, y aprovecharon para contarle a Naty su idea. No quiso aceptar ayuda, pero la convencieron y finalmente aceptó. Por el bien de su hijo y de su marido.


- Chicas, no sé cómo pagaros esto.
- No tienes que pagar nada, ya lo has hecho. Nos has ayudado muchas veces.
- Ahora nos toca a nosotras ayudarte.

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